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Hermandad de la Merced

REAL, MUY ANTIGUA Y FERVOROSA HERMANDAD DE NUESTRA SEÑORA DE LA PIEDAD Y SANTÍSIMO CRISTO DE LA EXALTACIÓN EN LA CRUZ

Sede Canónica  Iglesia Conventual de la Merced

Hermano Mayor  D. José Manuel Mateo Ruiz

Año de fundacion  1509

Número de Hermanos  560

Túnica del cuerpo de Nazarenos  Túnica blanca con fajín negro, capillo negro y capa negra con escudo bordado de la Hermandad

Su paso procesional calza  35 paso del Cristo y 30 paso de la Virgen

Día salida procesional Viernes Santo

Fotografía: Manuel Reyes

Santísimo Cristo de la Exaltación en la Cruz.

Se trata de una escultura, obra del artista ecijano Miguel Vilches, terminada en el año 1.597 y de estilo manierista. Se trata de un crucificado vivo, de tres clavos, realizado para procesionar y cuya talla representa el momento inicial de la crucifixión, justo cuando la cruz es elevada del suelo para fijarla al mismo.

En la talla del Santísimo Cristo, podemos observar muchas de las características del estilo manierista, bajo el que se talló. Así en una simple observación del crucificado, podemos observar el alargamiento exagerado del cuello, la expresividad total del rostro, el gusto por la forma serpenteada del cabello y en el cuerpo, la extrema delgadez que se escapa del ideal de belleza clásico y la abundancia de sangre.

Hemos de destacar que esta imagen, se apoya sobre una cruz arbórea, por lo que podemos pensar que esta cruz no es la original sobre la que se apoyaba la talla, puesto que las cruces que simulan los troncos de árbol, son propias del Barroco, mientras que las típicas de los crucificados góticos y renacentistas, son las planas. El Santísimo Cristo de la Exaltación en la Cruz, ha procesionado puntualmente cada Viernes Santo, desde 1.597. En 1.992 fue restaurada por Ricardo Comas.

Como curiosidad, desde el siglo XVIII, cuando las Hermandades ecijanas eran ocupadas por agrupaciones gremiales, en ella recaló el gremio de los Alarifes, tradición que ha perdurado hasta la actualidad, sancionada con el nombramiento del Santísimo Cristo de la Exaltación, como patrono de la recientemente constituida, “Asociación de Constructores y Promotores de Écija”. Popularmente conocido con el “Cristo de la Mezcla”.

Paso del Santísimo Cristo de la Exaltación en la Cruz

Procesiona sobre un conjunto de respiraderos y canastilla barrocos del s. XVIII, completamente dorados, con candelabros de guardabrisas y cuatro imágenes pasionistas en las esquinas. Acompañan al Crucificado dos romanos que levantan la cruz, tallados por Guillermo Riego entre 1.959 y 1.960, vestidos con ropajes de Manuel Díaz Baena. En 1.995 se completa el misterio con una imagen de Simón de Cirene, del mismo autor y fecha, restaurada en 1.997 por el escultor ecijano Rafael Amadeo Rojas Álvarez. Añadir que el paso al pasarlo a llevar al modo sevillano, los respiraderos tuvieron que adaptarse a la nueva mesa, se le añadió en las cartelas centrales unos roleos, flores y hojarascas, del mismo estilo del conjunto. Dicho añadido lo realizo Francisco Rosado Borja y se culminó con el dorado en el 2.020 por los talleres de Carlos y Miguel en Cantillana (Sevilla).

Como dato informativo, el paso hasta hace unos años era llevado a la antigua usanza y conforme a la tradición ecijana, a manera de andas y con los “vivas” de sus hermanos costaleros.

Fotografía: Manuel Reyes

Nuestra Señora de la Piedad

Por su parte la titular de la cofradía, Nuestra Señora de la Piedad, es una imagen de candelero de mediados del s. XVIII. Fue donada en 1.751, a la Hermandad por Fray José de la Escalera Fernández de Córdoba, presbítero del convento de Nuestra Señora de la Merced, que costeó su hechura. Fue sometida a restauración en 1.992 por Ricardo Comas.

Nuestra Señora de la Piedad efectuaba la estación de penitencia acompañada de San Juan Evangelista, imagen anónima de principios del s. XIX y que fue donada a la hermandad el día 21 de abril de 1.818, por su depositario Don Juan de Ortiz. La imagen posee un resplandor, que representa un águila bicéfala coronada y enmarcada en una circunferencia con remates de lóbulos vegetales.

Paso de Nuestra Señora de la Piedad

En las reglas de 1597 se ordenaba la salida de Nuestra Señora de la Piedad, “en unas andas con las varas enhiestas cubierta de negro” por lo que podemos afirmar que es la Hermandad con mayor tradición en la Semana Santa ecijana, en cuanto a paso de palio se refiere.

El actual paso es de metal plateado, toda la orfebrería es de los talleres de Orfebrería de Villareal menos la candelería de Hermanos Fernández. El palio, bambalinas y manto de la Virgen, son de terciopelo negro realizados en técnica de aplicación de recortes de tisú de oro y plata, obra de Joaquín Ojeda (1.980 1.987). Las bambalinas enriquecidas con los flecos de bellotas, colocados por Antonio José Pardal (2.006 2.007). Los faldones son de los talleres de Jesús Rosado Borja realizados en la misma técnica de aplicación de tisús y siguiendo la estética del diseño. Con cartelas de plata con escenas en óleo de Amadeo Rojas.

Fotografía: Mery Morales López

Nuestra Señora y Madre de la Merced y su Niño Jesús

Nuestra Señora y Madre de las Mercedes y su Niño Jesús, es la titular del Convento la cual presidio el retablo mayor hasta mediados del siglo XX. La imagen de la Virgen y el Niño, ambos son anónimos y se encuadran dentro del segundo cuarto del siglo XVIII.

La imagen a lo largo de estos años ha sufrido una restauración llevada a cabo en 2.001 por el imaginero ecijano Amadeo Rojas, dotándola de una fijación para la corona y una sujeción para el Niño Jesús, situada en la parte central del vientre de la Madre. Posteriormente, con el paso del tiempo, el Niño ha cambiado su lugar desplazándose al lado izquierdo de su Madre, dándole más visibilidad a esta y además aportando una mayor interacción entre ambos.

Tras una serie de Salidas Procesionales el cuerpo y candelero original de la imagen estaban muy deteriorados, por lo que sufrió una pequeña intervención llevada a cabo por Francisco Rosado Borja en el 2.020. En dicha intervención se le sustituyó en su totalidad el cuerpo y candelero, así como también se le modificó levemente la cogida del Niño. Gracias a todo esto la Virgen y el Niño consiguieron transmitir aún más expresividad. Actualmente, lo último realizado sobre la imagen ha sido una revisión de todas las sujeciones y el reemplazamiento de las pestañas por unas de pelo natural, mucho más ajustadas a su fisionomía, esto último fue llevado a cabo por el imaginero ecijano Sergio Saldaña Jiménez.

Aunque aún no figura en el Título Corporativo de la Hermandad, está aprobada en Cabildo General de Hermanos en el año 2.009 su incorporación a ésta. Nuestra Hermandad se ha encargado de darle culto desde el año 2000. Los cultos consisten en un Triduo, terminando su Función Principal el 24 de Septiembre, y como broche de oro la Salida Procesional que se realiza el mismo día 24 o, si este no cae en fin de semana, el sábado más próximo a dicho día.

Reseña Histórica

En 1.509, en un lugar conocido como Mesón de Foronda, situado extramuros de la ciudad de Écija, entre los caminos de Córdoba y Guadalcázar, gracias al mecenazgo de Don Luis Portocarrero, primer conde de Palma, que contó con la colaboración de Fray Alonso Godoy, comendador del convento mercedario de Huete (Cuenca), siendo general de la Orden de la Merced, Fray Juan de Urgel.

Este convento se convertiría en el escenario para la fundación de una hermandad bajo el título de Nuestra Señora de la Piedad, de carácter puramente cultual, es decir para el culto religioso.

Poco después, en el año 1.543 el convento, que era frecuentemente visitado por la devoción que despertaba la imagen de Nuestra Señora de la Merced, fue destruido por una inundación, dada su proximidad a la orilla del río Genil. Tras el desastre y la ruina del primitivo convento, a partir de 1.544, se iniciaron las obras para la construcción de uno nuevo, en la zona del Altozano, su actual emplazamiento. De este hecho histórico, la Hermandad conserva, un cuadro de estilo barroco (S. XVII-XVIII), recientemente restaurado a sus expensas y recuperado para su patrimonio. Se trata de una pintura de caballete al óleo sobre tela de lino, que narra la inundación que sufrió en 1.543 el Convento de Mercedarios Calzados de Nuestra Señora de la Merced y como se salva milagrosamente la venerada imagen que es transportada por los monjes.

Por estas fechas la primitiva Hermandad de Nuestra Señora de la Piedad, se escinde en dos. Un grupo de cofrades, se une a la cofradía de la Veracruz y otro que permanece en el citado convento con el antiguo título, incorporándose a la penitencia pública en la noche del Jueves Santo.

Sus primeras reglas fueron aprobadas el 26 de Marzo de 1.567 y en las mismas constan que fueron sacadas de otras anteriores, sin embargo el carácter penitencial de la Hermandad, no será sancionado por el Arzobispado de Sevilla, hasta el día 16 de marzo de 1577. La aprobación tardía de la nueva Regla les acarrearía pleitos de precedencia, con la Hermandad del Santísimo Cristo de la Sangre y con la Hermandad del Confalón, resuelto el primero de ellos, a favor de la Hermandad de Nuestra Señora de la Piedad y el Santísimo Cristo de la Exaltación, como resulta del Cabildo de la fecha 27 de Marzo de 1.746 de esta hermandad, que no el segundo.

Las reglas de 1.577, que como anteriormente hemos expuesto, le confieren el carácter de hermandad penitencial, hacen especial hincapié precisamente a la estación de penitencia. Como los cofrades de luz y de sangre, después de confesar, comulgar y asistir al acto de reconciliación entre hermanos iniciaban un desfile que incluía la visita a los sagrarios de siete iglesias. Distintas insignias e imágenes, debían figurar en el cortejo procesional, concretamente un estandarte negro con una cruz roja en aspa, seguido de una cruz con un sudario, un Crucificado con velo negro y la imagen de Nuestra Señora de la Piedad bajo palio negro. Los cofrades caminarían descalzos durante todo el recorrido, vestidos con túnicas blancas de lienzo, escudo de la Orden de la Merced Calzada en el pecho y capirote igualmente de lienzo blanco; los de sangre irían además provistos de disciplinas de cinco ramales. A la mujer cofrade le estaba vetada la disciplina pública, y su papel se limita a cerrar la comitiva como “hermana de luz”, con el rostro descubierto y sin atuendo especial, sólo el escudo de la Merced en el pecho.

El número de hermanos era tan considerable a principios del siglo XVII, que éste le libró de la sentencia de supresión de cofradías de disciplinas, dictada por el Provisor del Arzobispado de Sevilla, el año 1.623, que redujo a siete, las diez cofradías existentes en Écija.

El traslado de la salida procesional al Viernes Santo, se produjo a finales siglo XVIII, ocupando el vacío que habían dejado las Hermandades de Nuestra Señora de la Soledad y Nuestra Señora del Rosario a raíz de las sentencias condenatorias del Consejo de Castilla de 1.786 y 1.789, que se vieron obligados a abandonar la penitencia pública, por los numerosos “escándalos y excesos” que provocaban.

Desde mediados del s. XVIII, está documentada la salida en el cortejo procesional de dos pasos, son los de San Juan Evangelista y el Niño Perdido, que procesionan hasta 1.917, junto con el Cristo de la Exaltación y Nuestra Señora de la Piedad. La Hermandad, también estrenó una Oración en el Huerto, pocos años después, que también desaparecería del cortejo.

En la actualidad, los cultos y actos de la hermandad, se centran en un Quinario anual, en la Estación de Penitencia, la Eucaristía del día de la Exaltación de la Cruz, el 14 de Septiembre y la celebración del día de Nuestra Señora de la Piedad, que se celebra en las fechas próximas al día 21 de noviembre día de la Presentación de Santa María Virgen. Igualmente, entre los actos religiosos de la Hermandad destacan la celebración de un Triduo anual y procesión de Ntra. Sra. Virgen de la Merced, el día 24 de septiembre, con la tradición y su vinculación a su sede canónica (el Convento de la Merced).

Finalmente destacar, en el 2009 fue la salida extraordinaria, con motivo de la celebración del V Centenario Fundacional (1.590 2.009) bajo el lema de “La Piedad cruzará el puente hacia sus orígenes”. La Virgen de la Piedad en su palio cruzó el Puente del río Genil hacia el lugar donde se ubicaba el antiguo Convento de la Merced allá por el siglo XV. En el lugar donde se situaba el convento, se colocó un azulejo recordando la historia y el acontecimiento.

Los actos para dicha efeméride comenzaron en mayo del 2.008 hasta Septiembre del 2.009. La Hermandad bendecía el Guion del V Centenario Fundacional obra de Don Antonio José Pardal Martín en Octubre de 2008. La Hermandad viajó mediante una excursión a Roma. El 3 de Octubre de 2008, S.M. Juan Carlos I aceptó el título de Hermano Mayor Honorario y desde entonces, nuestra lleva en si título Real.

Como broche de oro a los actos extraordinarios, en Septiembre de 2.009, se realizó el Triduo Extraordinario a Nuestra Señora de la Piedad, y finalmente el 26 de septiembre se realizó la salida extraordinaria de la Dolorosa. La procesión estuvo presidida por el Cardenal Amigo Vallejo, además, la Junta de Andalucía celebró la Exposición de la Andalucía Barroca en el Convento de la Merced.

Actualmente la Hermandad se ubica de forma provisional en la Iglesia Parroquial de Santa María Nuestra Señora, debido al mal estado de los tejados y cúpulas de la Iglesia Conventual de la Merced.

Las imágenes titulares de la Hermandad de Nuestra Señora de la Piedad, como antes hemos señalado, son el Santísimo Cristo de la Exaltación en la Cruz y Nuestra Señora de la Piedad, imágenes que se veneran en la Iglesia de Nuestra Señora de la Merced, que perteneció al antiguo convento de mercedarios calzados hasta la exclaustración, y que hoy está servida por una comunidad de religiosas de María Auxiliadora. La Hermandad tiene su capilla en el lado de la Epístola, con bóveda de enterramiento. Esta capilla fue cedida por parte de los mercedarios sobre el S. XVI, poco después de la aprobación de la Regla de 1.577 y entre 1.785 1.795, la Hermandad efectuó obras en el camarín y labró el retablo que hoy se contempla, costeado con limosnas de los devotos.

EXALTACIÓN EN LA CRUZ Y VIRGEN DE LA PIEDAD


Cuando mi Barrio se viste,
De un clavel crucificado,
Por un Cristo que se muere,
En una cruz exaltado,
Y tu pasas por mi casa,
¡Rosa entre claveles blancos!
Yo quisiera ser, Piedad,
Peana bajo tu paso,
Y a tus pies ser el sostén,
Que aliviara tu cansancio
Yo quisiera ser, Piedad, una corona de nardos,
Para perfumar tus sienes,
Color de lirio morao.
Yo quisiera ser pañuelo,
Y ser techo de tu palio,
Para secar tus pestañas,
Y proteger tus quebrantos,
Cera en tu candelería,
A tu cara iluminando,
Despejando con su luz, las tinieblas de tu llanto.
Yo quisiera ser, Piedad,
Un costal bajo tu manto,
Y llevar sobre mis hombros,
Tus penas que pesan tanto.
Y como no puede ser,
Esto, que te estoy cantando:
Peana, cirio, costal,
Pañuelo, corona y palio,
Me conformo con ponerme,
Como un San Juan, a tu lado,
Y acompañar tu Amargura,
La tarde del Viernes Santo.


Pascual Freire González